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Aurelio Palomar, Caso Almazaras, Cooperativas olivareras, Corrumpción, Fermín Jiménez, Fraude Aceite, Narciso Reina, Pedro Quesada
Siete de Agosto de 2003. Se constituye en Priego de Córdoba “Almazaras de Priego”. Se trata de una Cooperativa de Segundo Grado compuesta por las Cooperativas de Almedinilla, Zamoranos, Fuente Tojar, El Cañuelo y la Purísima de Priego. Según reza en sus estatutos, Almazara de Priego tiene como fin comercializar, asesorar y defender los intereses de los agricultores que son socios de sus respectivas cooperativas. Pedro Quesada se incorpora como gerente a Almazaras el 17 de Octubre de 2003. Viene de una primera Cooperativa de Segundo Grado que se había constituido anteriormente y que, por causas que no vienen al caso, se escindió. En aquel momento nadie pone en duda su honradez ni sus conocimientos para desempeñar con eficacia su trabajo: la comercialización del aceite y la gestión administrativa de la Cooperativa. En la reunión del Consejo Rector del día 3 de Marzo de 2004 se le autoriza a realizar pagos en representación de Almazaras.
La Rectora se constituye por los presidentes de las cinco Cooperativas y los cargos se distribuyen de la siguiente forma: Presidente, Fermín Jiménez de la Cooperativa de Almedinilla; Vicepresidente, Francisco Povedano de la Cooperativa de Zamoramos; Secretario, Narciso Reina de la Cooperativa de la Purísima de Priego; Tesorero, Aurelio Palomar de la Cooperativa del Cañuelo; y vocal, Juan Antonio González de la Cooperativa de Fuente Tojar. Hay que dejar constancia que ninguno de los miembros de la Rectora cobra nada por el trabajo desempeñado, ni de la Cooperativa de Segundo Grado ni de sus respectivas Cooperativas de Primer Grado; todos, excepto el Secretario, Narciso Reina, que de su Cooperativa sí recibe un sueldo. Pero en principio nada que objetar a esto.
Como mis lectores habrán percibido mi padre fue nombrado tesorero. En mi memoria permanece el recuerdo de las muchas noches que él, junto a los demás miembros de la Junta Rectora, dedicó al trabajo de Almazaras. Y a este tiempo hay que sumar el que ya dedicaba al funcionamiento de la Cooperativa de mi pueblo. Esta dedicación se extendió durante dieciocho años consecutivos en su Cooperativa, el tiempo que activamente funcionó Almazaras y el tiempo que, después de que dejara de funcionar, ha seguido al frente luchando por poner claridad en los fraudes que se cometieron. Mi padre, reitero, ni de una Cooperativa ni de otra ha recibido o cobrado dinero o incentivo alguno: ni por las horas de trabajo, ni por viajes realizados, ni por problemas resueltos, ni por la buena marcha de su Cooperativa de la que nadie, estando informado, puede dudar. Y como él, según sus circunstancias, casi todos los miembros de la Rectora. Por otra parte, para situar las cosas en sus justos términos, he de decir que mi padre sólo cuenta con la formación que le ha dado la experiencia, con un avispado sentido común y con un arrojo que hace difícil que se amedrente ante los problemas y dificultades. Dicho esto, pongamos al margen la esfera familiar para entrar en el asunto.
Fue en la Asamblea General Extraordinaria celebrada en la Cooperativa de Almedinilla el 20 de Noviembre de 2004, cuando, al presentar el balance anual, el Gerente, Pedro Quesada, informó que se preveían con la comercialización de los aceites de Almazara unos 600.000 € de beneficios. Así queda reflejado en el acta correspondiente a ese día en la página 14. Como, en principio, había confianza en él, en el modo como hacía las ventas y en el modo como llevaba la contabilidad, se aceptó, aun con cierta sorpresa, este hecho en tanto que suponía un mayor beneficio para todos los miembros de las cuatro Cooperativas. Pero, en nueva Junta general celebrada 10 días después, es decir, el 30 de Noviembre de 2004, ahora ante el Consejo Rector, Pedro Quesada afirmó que las ganancias ascendían a 173.000 €. Es decir, en un margen de 10 días dio informaciones diferentes en cada una de las Juntas sobre los beneficios. Ahora bien, después de realizarse una Auditoría -que ya contaré en el próxima entrada como tuvo lugar- y de realizar los ajustes contables necesarios, resultó que el beneficio fue sólo de 22.877,76 €. Este dato definitivo de los beneficios se dio a conocer en la Asamblea General Ordinaria de Almazaras celebrada el 22 de Abril de 2005. No obstante, en las comprobaciones realizadas con posterioridad se pudo ver que las existencias finales de aceite no eran correctas, por lo que ese beneficio tampoco era real. En conclusión, los 600.000 € iniciales de beneficio anunciado habían quedado absolutamente en nada.
A nadie se le escapa, como no se le escapó a la Rectora, que el “error” en la diferencia contable entre el día 20 y el 30 de Noviembre escondía operaciones poco claras. En aquellos días esto hizo poner bajo sospecha los modos de proceder del Gerente. Y así comenzaron las discrepancias en cuanto a posibles ganancias ulteriores con respecto a la venta de determinadas partidas de aceite. Tanto el Presidente, como otros miembros de la Rectora, empezaron a pedir explicaciones sobre la rentabilidad de los contratos que el Gerente con el apoyo del Secretario, o viceversa, hacían o habían hecho. Se pidió en varias reuniones que se pusiera claridad en las cuentas, tal y como está registrado en las Actas de las reuniones. Pues bien, en la Reunión celebrada el 8 de Febrero de 2005 ante las afirmaciones del Gerente de que aún seguía produciéndose ganancias el Presidente, demostró que las cuentas no cuadraban al modo como afirmaba el Gerente, y ratificaba el Secretario, y que en vez de cuantiosas ganancias, había pérdidas. Por su importancia adjunto el texto correspondiente al punto segundo del Acta de dicha reunión que pertenece al informe de gestión dado del Gerente a la Junta Rectora:
“Pedro Quesada reparte a todos los asistentes un informe donde se detallan las compras y ventas de aceite. Pedro explica con detalle todos y cada uno de los informes entregados, en los que destaca en volumen de compras-ventas de aceite con un diferencial de 0.07 Kilo hasta la fecha. Se detallan las ventas que van de nuestra producción, siendo estas de 1.789.000 Kilos de aceite a un precio medio de 443,52 pts. Fermín discrepa sobre la información que Pedro ha dado, manifestando que los datos que él posee no arrojan esos números sino todo lo contrario, ya que el precio medio de compra que el obtiene de sus datos es de 417 pts. las compras, y de 410 pts. las ventas con lo cual los números son negativos”.
Una clara línea, desde entonces, dividió a los miembros de la Rectora: el eje Secretario-Gerente y el de los demás. Quedan ahí las palabras del Secretario acusando a Fermín Jiménez de querer arruinar la empresa poniendo en entredicho la gestión y las ganancias que se estaban produciendo. La discrepancia entre el Presidente y el Secretario llegaron a tal extremo que este planteó, pidió y exigió echar al Presidente de una u otra manera. Así, en la Reunión del Consejo Rector celebrado el 12 de Abril de 2005 se provocó una moción de confianza para el Presidente. Con formas que recuerdan que los modos mafiosos de proceder no están, en muchas ocasiones, lejos de los chapuceros, en la trascripción del intercambio de mensajes de la Administrativa con el Gerente, se comenta la estrategia y el motivo para echar a Fermín Jiménez como Presidente de Almazaras.
La conversación tiene lugar el mismo día 12 de Abril tras el Almuerzo. En el chat del Messenger, Pedrito Quesada, como se hace él llamar en dichas conversaciones, comenta a Carmen, la Administrativa, que ha tenido en la comida una idea y que se la ha comentado a Narciso. La idea es que Narciso propusiese a Andrés Mérida como Consejero delegado mientras el propio Narci, como cariñosamente lo llama la Administrativa, sería el Presidente con la condición de repartirse el sueldo entre ambos. Y, entonces, Pedro Quesada, acto seguido, dice a las 16:45 en el chat que “por supuesto se pida la dimisión de Fermín”. Según aparece en estas conversaciones Andrés Mérida ya habría dicho que sí y a cambio él tendría que pedir en la reunión de esa tarde la dimisión del Presidente que, por supuesto, sería apoyada, según lo pactado, por el propio Narciso.
Y la conversación sigue con las dudas que les plantea al Gerente y a la Administrativa el miembro de la Rectora de Fuente Tojar, puesto que, en sus cábalas, no sabían si este apoyaría o no la moción de confianza. A estas alturas estaba ya muy claro como actuaban el Secretario, el Gerente y, bajo su supervisión, también la Administrativa: Narciso y Pedro Quesada buscaron apoyos, antes de la reunión, para echar tanto al Presidente como al Tesorero y quedarse ellos con el control de Almazaras.
No obstante, en honor a la verdad, hay que contar otro episodio que tuvo lugar antes de la reunión de la tarde. Desde las 10 de la mañana de ese día, de ese día en que sucedieron tantas cosas, todos los Presidentes de las Cooperativas de Primer Grado estuvieron reunidos intentando aclarar con el Gerente la situación financiera de la Cooperativa antes de la Reunión. Al llegar la hora de la comida, y puesto que tenían que seguir con el trabajo, decidieron ir a tomar algo. Fueron todos, excepto Pedro Quesada y Narciso. Pues bien, en la comida sonó el teléfono de Andrés Mérida y, alejándose del resto, mantuvo una conversación. A la vuelta comentó que lo había llamado Narciso para proponerle un cargo en Almazaras. Dijo, ante los demás miembros de la Junta, que él había respondido que no podía asumirlo puesto que vivía en Córdoba, a lo cual, Narciso le reiteró que no era necesario que viniera a Priego sino que bastaba con dar una vuelta a lo largo de la semana. Pero si aceptaba y conseguían echar al Presidente, entonces habría mucho dinero en juego. Y, en honor a la verdad, hay que decir también que el Presidente de la Cooperativa de Fuente Tojar, Juan Antonio González, pese a la duda que sobre él tenía el Gerente, la Administrativa y el Secretario no cedió a los chantajes del Secretario. Pero me gustaría que mis lectores no olvidaran este nombre, porque en su momento tendré que hablar de su posición moral ante las presiones que sufrió no ya por parte de Narciso sino de la Asociación de Almazeite para que él fuera cómplice e instrumento para acabar con Fermín.
En fin, para que mis lectores puedan hacerse una idea del ambiente que se respiró en aquella reunión, hay que decir que antes de la votación el propio Gerente dijo que, o bien se echaba al Presidente, o bien se iba él. El resultado de la votación fue el siguiente: los miembros de tres Cooperativa votaron a favor de que siguiera el Presidente y los de una que no lo hiciera. No es necesario añadir cuáles fueron los votos en contra.
Me gustaría, por último señalar, que, como toda trama mafiosa, esta surgió y se fortaleció al margen del círculo laboral de las reuniones de Almazaras en noches de vinos y fiestas. No es difícil imaginar que, entre otros temas, en aquellas alegres reuniones, se diera rienda suelta a cavilaciones para quedarse no sólo con el gobierno de Almazaras, echando miserablemente a quien bien lo estaba haciendo, sino también para quedarse fácilmente con dinero procedente de contratos que se gestaban al margen del conocimiento del Presidente y de los demás miembros de la Junta Rectora.
El 17 de Mayo de 2005 se le retiró la autorización a Pedro Quesada para hacer pagos en representación de la Cooperativa. Esa misma primavera presentó su dimisión y el 1 de Junio de 2005 causó baja definitiva en la empresa. Había pasado poco más de un año desde que el Gerente se había hecho cargo de la representación de la Cooperativa de Segundo Grado para celebrar los contratos de compraventa de aceite con otras empresas y desde que, al mismo tiempo, había asumido su gestión administrativa. Hay que esbozar al menos una sonrisa cuando, a estas alturas de la situación de Almazara, se lee en el Acta que recoge su dimisión que lo hacía porque “se había detectado desconfianza en sus actuaciones”. Aurelio Palomar comentó en dicha reunión, dicho sea de paso, que el Gerente no podía irse de rositas dejando a la Cooperativa en esa situación de quiebra económica. Poco después se supo, y así queda recogido en la sentencia nº 109/13, que comentaremos en la próxima entrada, que Pedro Quesada realizó, junto a dos socios más, una inversión cuyo importe ascendía a 201 millones de pesetas. Con el dinero estafado a Almazaras compró la Almazara de Fuente de la Piedra.
Dejemos aquí este relato, pero prometo a mis lectores, y a todos los que estén interesados en conocer la verdad del caso Almazaras, una próxima entrega en la que voy a detenerme en cómo se realizaron estas “ganancias”, en cómo se produjo el fraude y en las medidas que el Presidente y otros miembros de la Rectora pusieron en marcha para saber y recuperar el dinero que Pedro Quesada y Narciso Reina, en la complicidad de aquel contubernio, habían estafado.